¿Qué sucedió?
El 24 de diciembre, en la fiesta de Navidad tradicional para los guatemaltecos, la familia Sacahuí Reyes, había realizado un almuerzo, aprovechando que se encontraban todos los miembros reunidos: Oscar (Padre) y Elisa (Madre), sus hijos: Oscar (Biólogo), Pedro (Médico realizando postgrado en Cuba, con su esposa Xinia y sus hijos Valeria de 2 años e Isaac Ernesto de 7 meses), Rodrigo (Licenciado en Física, estudiando doctorado en México) y Diego (Ingeniero)
Luego de una larga sobremesa, se dio el tradicional intercambio de regalos, principalmente por los niños, convirtiéndose en un ambiente agradable para estas fechas.
Aproximadamente a las 22:00 toda la familia partió a la casa del abuelo paterno (Don Raymundo) de 95 años de edad, es el centro para poder reunir a primos, tíos y amigos. Luego del tradicional tamal, se esperó las luces y comenzaron los abrazos de felicitación.
Elisa fue la primera en abrazar a Oscar (Padre), luego a sus hijos… terminando de abrazar a Diego (Hijo menor) cuando cayó desvanecida al suelo.
En el momento, Oscar (Padre) y Oscar (hijo) intentaron agarrarla, pero fue inútil. Se dieron cuenta que estaba sangrando de la parte posterior de la cabeza y la frente la tenía golpeada.
No se sabía que había pasado. La ingresaron a la casa. Pedro (Hijo) y Xinia (esposa de Pedro) son médicos e intentaron resucitarla. Ante el llamado urgente, inmediatamente llegaron los bomberos y Elisa fue trasladada a la emergencia del hospital Roosevelt.
Luego de la tomografía realizada en el hospital, se detectó lo que nadie imaginaba: UNA BALA PERDIDA.
Se le operó para intentar extraersela, pero no fue posible recuperarla; Elisa había perdido mucha sangre y al salir de la sala de operaciones el pronóstico era muy malo.
Elisa falleció el 25 de
Diciembre de 2,009 a las 14:30 hrs.
Desde que la familia entró a la capilla para la velación, numerosas personas esperaban el cuerpo de Elisa Reyes: estudiantes, compañeras de trabajo, ex-compañeras, compañeras de estudio, vecinas, amigas, amigos, familia… fue un sepelio multitudinario…
¡Nadie lo podía creer!
Como relata su esposo, Oscar:
“Hermosa la vida cuando estaba presente....
Hermosos los recuerdos....
Siempre la recordaremos…..”
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